miércoles, 31 de agosto de 2011

2 Sesión La Argumentación


Las Claves
de la Argumentación

Anthony  Weston



¿Por que argumentar?

Algunas personas piensan que argumentar es, simplemente, exponer sus prejuicios bajo una nueva forma. Por ello, muchas personas también piensan que los argumentos son desagradables e inútiles. Una definición de «argumento» tomada de un diccionario es «disputa». En este sentido, a veces decimos que dos personas «tienen un argumento»: una discusión verbal. Esto es algo muy común. Pero no representa lo que realmente son los argumentos.

Dar un argumento significa ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo de una conclusión. Aquí, un argumento no es simplemente la afirmación de ciertas opiniones, ni se trata simplemente de una disputa. Los argumentos son intentos de apoyar ciertas opiniones con razones. En este sentido, los argumentos no son inútiles, son, en efecto, esenciales.

El argumento es esencial, en primer lugar, porque es una manera de tratar de informarse acerca de que opiniones son mejores que otras. No todos los puntos de vista son iguales. Algunas conclusiones pueden apoyarse en buenas razones, otras tienen un sustento mucho más débil. Pero a menudo, desconocemos cual es cual. Tenemos que dar argumentos en favor de las diferentes conclusiones y luego valorarlos para considerar cuan fuertes son realmente.

 En este sentido, un argumento es un medio para indagar. Algunos filósofos y activistas han argüido, por ejemplo, que la «industria de la cría» de animales para producir carne causa inmensos sufrimientos a los animales, y es, por lo tanto, injustificada e inmoral. ¿Tienen razón? Usted no puede decidirlo consultando sus prejuicios, ya que están involucradas muchas cuestiones. ¿Tenemos obligaciones morales hacia otras especies, por ejemplo, o sólo el sufrimiento humano es realmente malo? ¿En que medida podemos vivir bien los seres humanos sin comer carne? Algu­nos vegetarianos han vivido hasta edades muy avanzadas, ¿muestra esto que las dietas vegetarianas son más saludables? ¿O es un dato irrelevante considerando que algunos no vegetarianos también han vi­vido hasta edades muy avanzadas? (Usted puede realizar algún progreso preguntando si un porcentaje más alto de vegetarianos vive más años.) ¿O es que las personas más sanas tienden a ser vegetarianas, o a la inversa? Todas estas preguntas necesitan ser consideradas cuidadosamente, y las respuestas no son claras de antemano.

Argumentar es importante también por otra razón. Una vez que hemos llegado a una conclusión bien sustentada en razones, la explicamos y la defendemos mediante argumentos. Un buen argumento no es una mera reiteración de las conclusiones. En su lugar, ofrece razones y pruebas, de tal manera que otras per­sonas puedan formarse sus propias opiniones por sí mismas. Si usted llega a la convicción de que esta claro que debemos cambiar la manera de criar y de usar a los animales, por ejemplo, debe usar argumen­tos para explicar como llego a su conclusión, de ese modo convencerá a otros. Ofrezca las razones y prue­bas que a usted le convenzan. No es un error tener opiniones. El error es no tener nada más.


Comprender los ensayos basados en argumentos


Las reglas que rigen los argumentos, entonces, no son arbitrarias: tienen un propósito especifico. Pero los estudiantes (al igual que otros escritores) no siempre comprenden ese propósito cuando por primera vez se les asigna la realización de un ensayo escrito basado en argumentos; y si no se entiende una tarea, es poco probable que se realice correctamente. Muchos estudiantes, invitados a argumentar en favor de sus opiniones respecto a determinada cuestión, transcriben elaboradas afirmaciones de sus opiniones, pero no ofrecen ninguna autentica razón para pensar que sus propias opiniones son las correctas. Escriben un ensayo, pero no un ensayo ba­sado en argumentos.

Este es un error natural. En el bachillerato, se pone el acento en el aprendizaje de cuestiones que son totalmente claras e incontrovertidas. Usted no necesita argumentar que la Constitución de los Estados Unidos establece las tres ramas del gobierno, o que Shakespeare escribió Macbeth. Estos son hechos que usted necesita tan sólo dominar, y que en sus trabajos escritos sólo necesita exponer.

Los estudiantes llegan a la universidad esperando más de lo mismo. Pero muchos cursos de la universi­dad, especialmente aquellos en los que se asignan tra­bajos escritos, tienen un objetivo diferente. Estos cur­sos se interesan por los fundamentos de nuestras creencias y exigen de los estudiantes que cuestionen sus propias creencias, y que sometan a prueba y defiendan sus propios puntos de vista. Las cuestiones que se discuten en los cursos de las universidades no son a menudo aquellas cuestiones tan claras y seguras. Si, la Constitución establece tres ramas de gobierno, pero, ¿debe tener la Corte Suprema, realmente, el poder de veto sobre las otras dos? Si, Shakespeare escribió Macbeth, pero ¿cual es el sentido de este drama? Razones y pruebas pueden darse para diferentes respuestas. En estos cursos los estu­diantes tienen la tarea de aprender a pensar por sí mismos, a formar sus propias opiniones de una manera responsable. La capacidad para defender sus propias opiniones es una medida de esta capacidad, y, por ello, los ensayos basados en argumentos son tan importantes.

Para escribir un buen ensayo basado en argumentos usted debe usar argumentos tanto como un medio para indagar, como para explicar y defender sus pro­pias conclusiones. Debe presentar el trabajo examinando los argumentos de sus contrincantes y luego debe escribir el ensayo mismo como un argumento defendiendo sus propias conclusiones con argumen­tos y valorando críticamente algunos de los argu­mentos de la parte contraria.

LA COMPOSICIÓN DE UN ARGUMENTO CORTO

Algunas reglas generales



El capítulo I ofrece algunas reglas generales para componer argumentos cortos. Los capítulos II al VI tratan tipos específicos de argumentos cortos.


1. Distinga entre premisas y conclusión

El primer paso al construir un argumento es preguntar: ¿Qué estoy tratando de probar? ¿Cuál es mi conclusión?¿Recuerde que la conclusión es la afirmación en favor de la cual usted esta dando razones. Las afirmaciones mediante las cuales usted ofrece sus ra­zones son llamadas «premisas».
Considere esta broma de Winston Churchill:

Sea optimista. No resulta de mucha utilidad ser de otra manera.

Este es un argumento porque Churchill esta dando una razón para ser optimista: su premisa es que «no resulta de mucha utilidad ser de otra manera».

La premisa y la conclusión de Churchill son bastante obvias, pero las conclusiones de algunos argu­mentos pueden no ser obvias hasta el momento en que se las señala. Sherlock Holmes tiene que explicar una de sus conclusiones clave en La aventura de Sil­ver Blaze:

Un perro estaba encerrado en los establos, y, sin embargo, aunque alguien había estado allí y había sacado un caballo, no había ladrado [...] Es obvio que el visitante era alguien a quien el perro conocía bien...

Holmes tiene dos premisas. Una es explicita: el perro no ladró al visitante. La otra es un hecho gene­ral acerca de los perros que presume que nosotros conocemos: los perros ladran a los desconocidos. Estas dos premisas juntas implican que el visitante no era un desconocido.

Cuando usted utilice argumentos como un medio de indagación, tal como lo describí en la Introducción, puede comenzar, a veces, tan sólo con la con­clusión que quiere defender. Antes que nada, expóngala con claridad. Si quiere tomar a Churchill y seguir sus palabras, y argüir que debemos ser verdaderamente optimistas, dígalo así de explicito. Entonces, pregúntese a sí mismo que razones tiene para extraer esa conclusión. ¿Qué razones puede dar para probar que debemos ser optimistas?

Usted podría apelar a la autoridad de Churchill; si Churchill dice que debemos ser optimistas, ¿quiénes somos usted y yo para criticarlo? Sin embargo, esta apelación no le llevara muy lejos, ya que es probable que un número igual de personas famosas recomendaran el pesimismo. Usted tendría que pensarlo por su propia cuenta. Una vez más: ¿Cuál es su razón para pensar que debemos ser optimistas?

Quizás su idea es que ser optimista le da más energía para trabajar en pos del éxito, mientras que los pesimistas se sienten derrotados desde el comienzo y, por lo tanto, ni siquiera lo intentan. Enton­ces, usted tiene una premisa principal: los optimistas probablemente tienen más éxito en alcanzar sus objetivos. (Quizás esto es lo que Churchill quería decir también.) Si esta es su premisa, dígalo explícitamente.

Una vez que haya terminado de leer este libro, tendrá un catalogo útil de muchas de las diferentes formas que los argumentos pueden tener. Úselos para desarrollar sus premisas. Para defender una generalización, por ejemplo, examine el capítulo II; le recordara que necesita dar una serie de ejemplos como pre­misas y le dirá que tipo de ejemplos tiene que buscar. Si su conclusión necesita un argumento «deductivo» como los explicados en el capítulo VI, las reglas que se presentan en ese capítulo le dirán que premisas ne­cesita. Puede que precise intentar muchos argumentos diferentes antes de que encuentre uno que opere adecuadamente.

2. Presente sus ideas en un orden natural

Usualmente, los argumentos cortos se escriben en uno o dos párrafos. Ponga primero la conclusión seguida de sus propias razones, o exponga primero sus premisas y extraiga la conclusión al final. En cualquier caso, exprese sus ideas en un orden tal que su linea de pensamiento se muestre de la forma más natural a sus lectores. Considere este argumento corto de Bertrand Russell:

Los males del mundo se deben tanto a los defectos morales como a la falta de inteligencia. Pero la raza humana no ha descubierto hasta ahora ningún método para erradicar los defectos morales [...] La inteligencia, por el contrario, se perfecciona fácilmente mediante métodos que son conocidos por cualquier educador competente. Por lo tanto, hasta que algún método para enseñar la virtud haya sido descubierto, el progreso tendrá que buscarse a través del perfeccionamiento de la inteligencia antes que del de la moral.[1]

En este pasaje, cada afirmación conduce naturalmente a la siguiente. Russell comienza señalando las dos fuentes del mal en el mundo: «los defectos morales», como el los denomina, y la falta de inteligencia. Afirma entonces que desconocemos como corregir «los defectos morales», pero que sabemos como corregir la falta de inteligencia. Por lo tanto —adviértase que la expresión «por lo tanto» indica claramente su conclusión—, el progreso tendrá que llegar mediante el perfeccionamiento de la inteligencia.

Cada frase de la cita esta precisamente en el lugar que le corresponde, a pesar de que había muchísimos lugares para el error. Supóngase que Russell hubiera escrito, en cambio, algo similar a esto:

Los males del mundo se deben, por completo, tanto a los defectos morales como a la falta de inteligencia. Hasta que algún método para enseñar la virtud haya sido descubierto, el progreso tendrá que buscarse a través del perfeccionamiento de la inteligencia antes que del de la moral. La' inteligencia se perfecciona fácilmente por métodos que son conocidos por cualquier educador competente. Pero la raza humana no ha descubierto hasta ahora ningún medio para erradicar los defectos morales.

Son exactamente las mismas premisas y conclusión, pero están en un orden diferente, y la expresión «por lo tanto», previa a la conclusión, fue omitida. Ahora el argumento es mucho más difícil de entender: las premisas no están entrelazadas naturalmente, y usted tiene que leer el pasaje hasta dos veces para comprender cual es la conclusión. No cuente con que sus lectores sean tan pacientes.

Intente reordenar varias veces su argumento con el objeto de encontrar el orden más natural. Las reglas que se presentan en este libro deben ayudarle: puede usarlas no sólo para reconocer que premisas necesita, sino también para saber como ordenarlas en el orden más natural.
 
3. Parta de premisas fiables

Aun si su argumento, desde la premisa a la con­clusión, es válido, si sus premisas son débiles, su con­clusión será débil.

Nadie en el mundo es realmente feliz en la ac­tualidad. Por lo tanto, parece que los seres humanos no están hechos precisamente para alcanzar la felicidad. ¿Por qué deberíamos esperar lo que nunca podemos encontrar?

La premisa de este argumento es la afirmación de que nadie en el mundo es realmente feliz en la actua­lidad. Pregúntese si la premisa es plausible. ¿Nadie en el mundo es realmente feliz en la actualidad? Esta premisa necesita, al menos, alguna justificación, y es muy probable que no sea precisamente verdadera. Este argumento no puede mostrar, entonces, que los seres humanos no estamos hechos para alcanzar la felicidad, o que no debemos esperar ser felices.

A veces resulta fácil partir de premisas fiables. Puede tener a mano ejemplos bien conocidos, o autoridades bien informadas que están claramente de acuerdo. Otras veces es más difícil. Si usted no esta seguro acerca de la fiabilidad de una premisa, puede que tenga que realizar alguna investigación, y/o dar algún argumento corto en favor de la premisa misma. (Volveremos a este tema en los últimos capítulos, especialmente en el apartado A.2 del capítulo VII.) Si encuentra que no puede argüir adecuadamente en fa­vor de su(s) premisa(s), entonces, por supuesto, tiene que darse completamente por vencido, y comenzar de otra manera.


[1] Skeptical Essays, Londres, Allen and Unwin, 1977, p. 127.

miércoles, 24 de agosto de 2011

1 Sesión REGLAS ORTOGRÁFICAS

1 Sesión REGLAS ORTOGRÁFICAS

Todas las palabras tienen acento, pero existen dos tipos de acento:el acento ortográfico, el cual se escribe (representado por una rayita oblicua de derecha a izquierda arriba de la vocal) yel acento gramatical o fonético, que no se escribe pero suena.

Palabras con acento fonético

alambre           alambre
regional            regional
mochila            mochila
periodo            periodo

Las sílabas marcadas en negritas es la que suena con mayor fuerza en comparación con las demás que forman la palabra.

Lee las anteriores palabras en voz alta, de manera pausada, resaltando la sílaba que está en negro;  notará en dónde recae el acento.

Palabras con acento ortogáfico

encontré         encontré
librería            librea
árbol              árbol
máscara         máscara
encàrgarselo   encárgaselo

1 Sesión PRODUCTO EN EQUIPO Y EVALUACIÓN

1 Sesión PRODUCTO EN EQUIPO Y EVALUACIÓN

PRODUCTO: Un miembro del equipo pasará al frente del salón donde será entrevistado por el profesor.

Representante de equipo:
Integrantesdel equipo:


Porciento
Concepto
Porcentaje adquirido
2
Manejo de información

2
Regla ortográfica

2
Presencia de todos los integrantes del equipo

2
Trabajo colaborativo

2
Respeto “Atención en clases”

10
Total de la evaluación por equipo

1 Sesión PROCESO

PROCESO
Lee conatención la lectura de los errores en la argumentación y posteiormente realiza las siguientes actividades:

a) Elabora un mapa conceptual de la lectura.
b) En equipos colaborativos explique cada uno lo que entendio de la lectura y anoten sus conclusiones en sus cuadernos.
c)  Investiga las palabras que no conoces y escribe sus definiciones en el cuaderno.

BLOQUE TEMÁTICO I PROPIEDADES DE LA ARGUMENTACIÓN FILOSÓFICA


BLOQUE TEMÁTICO I 
PROPIEDADES DE LA ARGUMENTACIÓN FILOSÓFICA
ERRORES EN LA ARGUMENTACIÓN: FALACIAS Y SOFISMAS

1.      Definición etimológica.
Una falacia o sofisma es, según la definición tradicional, un patrón de razonamiento incorrecto que aparenta ser correcto. Falacia, en griego sojisma, en latín fallacia de donde deriva falacia en español. Este término los escolásticos lo aplicaron al “silogismo sofista” de Aristóteles. 

La Falacia, es la idoneidad para hacer creer que es lo que no mediante alguna visión fantástica, o sea, la apariencia sin existencia. Aristóteles dividió los razonamientos sofistas en dos grandes grupos los que se refieren al modo de expresarse o como se dice en latín: in dictione,  y los independientes  del modo de expresarse o llamados Extra dictionem. La doctrina de la falacia fue una de las parte de la lógica medieval, pero que ha perdido casi toda la importancia en la lógica moderna. En la lógica contemporánea esta parte ha desaparecido por completo, ya que las antinomias no pueden ser reducidas a sofismas  y de ellas se ocupa esa parte de la lógica. Se puede comprender bajo el nombre de los sofismas en particular se hallará lo que la lógica antigua y medieval entendían por ello.

Por sofisma, también cabe la definición de un razonamiento abstraído o que acaba en conclusiones paradójicas o desagradables. En este sentido el término es muy usado y puede llamarse sofisma también a las paradojas y a los argumentos dobles.

2.      Definición descriptiva u operativa de las falacias.
La definición descriptiva explica la cosa, no por su esencia misma o estricta, sino más bien por sus propiedades, o bien por los accidentes, o bien por las causas o de alguna otra forma semejante. La definición operativa se puede entender aquella que produce el efecto que se pretendía.

La argumentación sofistica es todo un raciocinio que sólo en apariencia es correcto y verdadero, pero que en fondo es falso o incorrecto o ambas cosas. La apariencia de verdad y de corrección puede obtenerse de buena o de mala fe. Cuando se actúa de mala fe, tenemos los llamados sofismas. Cuando el error o la incorrección se cuelan sin advertencia tenemos los para silogismos. En ambos casos, la Lógica se encarga de determinar el error o la incorrección de esas argumentaciones (también llamadas falacias).

Los sofismas se pueden dividir en dos grandes grupos: sofismas de palabras y sofismas de ideas. Los primeros fallan por el lenguaje utilizado; los segundos adolecen de alguna incorrección en la idea o en la estructura del raciocinio.

Los sofismas de palabras. El lenguaje se presta a muchos errores. Cada palabra es susceptible de admitir varios significados. Si no se ha definido antes una palabra básica en la argumentación puede caerse en una ambigüedad en su significación o en su doble sentido. Los sofismas de ideas todavía se pueden dividir en dos grupos los sofismas en la deducción y los sofismas en la inducción.

Tal vez el uso de estos términos no son los más adecuados o conocidos para definir las falacias, las cuales se han clasificado en falacias formales e informales y es la clasificación que sigo en la presente exposición.

FALACIAS FORMALES: reciben este nombre porque constituyen errores en la forma del argumento. En este caso, cualquier argumento inválido puede considerarse una falacia, aunque es común pensar en esta como un recurso persuasivo. Las más comunes son las llamadas falacias de afirmación del consecuente y la falacia de la negación del antecedente, que se cometen el pretender apegarse a las conocidas reglas de inferencia modus ponens y modus tolles.

LAS FALACIAS INFORMALES: abarca el mayor numero de las falacias pues cada una de ellas se puede cometer en el contenido y en ocasiones eso se puede establecer en la estructura del argumento. Las falacias informales son más frecuentes por su fuerte poder persuasivo. Se clasifican en dos grupos: falacias de irrelevancia y falacias de ambigüedad. Es preciso señalar que en un argumento puede cometer varias falacias a la vez.

Falacias de irrelevancia: conocidas también con el nombre de falacias de inatinencia o no pertinencia. El error de esos argumentos está en que sus premisas no son procedentes para afirmar la verdad de la conclusión porque no ofrecen un fundamento sólido para inferirla. Se pueden clasificar en tres grupos: transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos y referencia insuficiente.

I. Falacias de transferencia de propiedades. La falta de relevancia de estas falacias radica en pretender que ciertas propiedades de un sujeto justifican adecuadamente una aseveración acerca de él aunque no sea pertinente, pues la conclusión no se deriva de lo que se sostiene.
Algunos tipos de falacias de transferencia de propiedades puede ser:
1.      De composición.
2.      De división.
3.      Contra la persona
4.      De apelación a la autoridad.

a. Falacia de composición. Se comete cuando se atribuyen propiedades de los elementos de un conjunto considerado como un todo o propiedades de las partes a las propiedades del todo, como en el siguiente ejemplo:
México es un país hospitalario, pues me topé con tres mexicanos que me trataron amablemente.

b. Falacia de división. Es inversa a la de composición. Se atribuyen las propiedades del todo a un miembro del conjunto. Ejemplo: La primaria Salvador Trejo Escobedo es la mejor de todas. Ana es alumna de esa escuela. Entonces Ana es la mejor alumna de todas.

c. Falacia contra la persona. Se conoce también por su forma latina ad hominem. Tiene a su vez dos clasificaciones: ofensiva y circunstancial.

i. Falacia contra la persona ofensiva. Se comete tal cuando en lugar de dar razones se ataca a la persona que la sostiene. Ejemplo: Benito Juárez no fue un gran presidente, ¿a caso no era un pobre indígena?

ii. Falacia contra la persona circunstancial. También tiene dos formas, la de intereses personales y la de autocontradicción.

- Falacia contra la persona circunstancial de intereses personales. También conocida como envenenamiento de la fuete. Se comete cuando se refuta a una persona que argumenta a favor de una posición en la que se ve favorecido por tener intereses personales involucrados. Por ejemplo:
Olivia dice que es recomendable que usemos cosméticos que no hayan sido probados en animales, pero no hay que hacerle caso, pues como ella los vende, es obvio que tiene que promoverlos.
En el caso anterior no se argumenta, simplemente se refuta sin una base solida.

- Falacia contra la persona circunstancial de autocontradicción. En latín se le conoce como tu quoque, se comete cuando se argumenta que dado que una persona afirma una cosa y practica lo contrario entonces es incongruente y por ello es falsa cualquier aseveración que sostenga relacionada con su actuación. Ejemplo:
Rafael nos dice todo tiempo que es moral portarnos bien. Pero eso es falso porque él se porta mal todo tiempo.
4. Falacia de apelación a la autoridad. Tiene dos formas apelación a la autoridad individual y a la autoridad colectiva.

a. Falacia de apelación a la autoridad individual. Se le conoce también con el nombre de ad verecundiam, se cae en ella cuando se dice una afirmación sostenida en una persona a quien nosotros le atribuimos ciertas propiedades admirables o excepcionales y las trasferimos al argumento. Ejemplo:
El aborto es inmoral, pues el mismo Santo Tomás se oponía a él.

En el caso de los comerciales de la televisión es frecuente ver que se dan argumentos para consumir un producto porque alguien “famoso” los consume lo que hablaría que el producto tiene excelentes propiedades. Cosa que es falsa.

b. Falacia de apelación a la autoridad colectiva. También se le conoce como ad populum, esta falacia se comete cuando se apela a la mayoría del pueblo o a la tradición o a la autoridad para hacer aceptable una conclusión. Ejemplo:
El concierto de Lady Gaga es de los mejores, pues la han visto 5 millones de personas, y tanta gente no puede estar equivocada.

O también se puede cometer cuando se apela a la costumbre, por ejemplo:

Señor taxista, ¿por qué da vuelta en esta esquina siendo que está prohibida? El taxista responde: porque he vivido desde hace muchos años y he visto que todo el mundo lo hace.

II. Falacia de apelación a los sentimientos. Dentro de este tipo de falacias se encuentran tres tipos: apelación a los sentimientos de temor, apelación a los sentimientos de piedad y apelación a la ignorancia.

1. Falacia de apelación a los sentimientos de temor o apelación a la fuerza. Se le conoce con el nombre latino de ad baculum, como signo de la fuerza con que es esgrimida. Se interpone una amenaza en lugar de dar argumentos validos para defender una postura. Y se apela ala autoridad. Ejemplo:
Claro que existen los reyes magos, pero si no crees en ellos no te traerán regalos.

2. Falacia de apelación a los sentimientos de piedad. En latín se nombra ad misericordiam. Se comete esta falacia de apelación a la piedad cuando pretendemos defender una conclusión apoyándonos en sentimientos, emociones, dirigidas a provocar compasión, piedad o benevolencia a los interlocutores. Ejemplo:
Mi papá tiene una fabrica, pero no paga impuestos porque si los pagara, dejaría de atender a mi hermanito que esta enfermo y podría pagar sus medicinas y entonces se pondría gravemente enfermo y tal vez moriría.

3. Falacia de apelación a la ignorancia. Su nombre latino es ad ignorantiam. Se incurre en ella cuando se argumenta que como nadie ha podido demostrar la verdad de una proposición entonces eso la falsifica automáticamente. Se argumenta para descalificar la conclusión del interlocutor pero también puede afirmarse lo contrario para defenderla, es decir, argumentando que una proposición es verdadera porque no se ha demostrado que sea falsa. Ejemplo:
- ¿Puedes demostrarme que el consumo de maíz transgénico causa daño a la salud?
- No.
- Ves, entonces no causa daño a la salud.

Falacias de referencia insuficiente. Hay diversas falacias de referencia insuficiente. Aquí veremos dos: la falacia de petición de principio y la de falso dilema.

1. Falacias de referencia insuficiente de petición de principio. Su nombre latino es Petitio principii, implica que las pruebas que se ofrecen en las premisas no son suficientes para lo que se pretende concluir. Esta falacia consiste en repetir la conclusión como una premisa, aunque la mayor parte de las veces parafraseadas y por ello creer que las premisas son diferentes, pero en realidad se repite la conclusión con palabras distintas. Ejemplo:
Rogelio dice a sus amigos: “todos los que le hablan a Mario son malos”. Uno pregunta, ¿por que lo dices? Rogelio responde: porque todos los que le hablan no podrían ser personas buenas. 

2. Falacias de referencia insuficiente de falso dilema. Se comete esta falacia cuando pretendemos plantear un silogismo disyuntivo, se parte de posibilidades que son únicas, de tal forma que si se niega una de ellas la otra se afirma automáticamente. La falacia consiste en que la primera premisa puede ser engañosa, pues es factible que no existan sólo dos posibilidades de opción y que la conclusión no se siga necesariamente de este falso dilema. Ejemplo:
Estás conmigo a favor de la huelga o estás con mis opositores. Sé que no estas conmigo, por tanto estás con ellos.

Falacias de ambigüedad. Este tipo de falacias se comenten en la dicción o manera de hablar y escribir y puede ser semánticas cuando se manipula el significado de las palabras.

1. Falacia semántica de equivoco. Se incurre en ella cuando una palabra o concepto es utilizado en un argumento con doble significado y por tanto, la conclusión no se sigue validamente. Ejemplo:
Todos los hombres son racionales; las mujeres no son hombres, por lo tanto, las mujeres no son racionales.
En el grupo de falacias de la antigüedad también predomina la llamada falacia de anfibología. En ella la ambigüedad reside no en el término como en la falacia de equivoco sino en la estructura de la oración. Ejemplo:
Todos tienen alguien a quien querer; por lo tanto, debe haber alguien querido por todos.

Conclusión

  1. Las falacias son argumentos incorrectos pero psicológicamente persuasivos.
  2. Se dividen en falacias formales e informales. Las primeras se subdividen en falacias de irrelevancia y ambigüedad. Las de irrelevancia se clasifican a su vez en falacias de transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos, referencia insuficiente.
  3. Las falacias de trasferencia de propiedades se caracterizan por pretender que cierta propiedad de un sujeto justifican cualquier aseveración respecto del mismo. Este tipo de falacias pueden ser de composición, de división, contra la persona ofensiva y circunstancias (de intereses personales y autocontradicción) y de apelación a la autoridad (individual o colectiva).
  4. Las falacias de apelación a los sentimientos pretenden manipular la sensibilidad o emotividad del interlocutor para ganar la aceptación de una tesis, en lugar de ofrecer premisas pertinentes. De esta clasificación estudiamos las llamadas falacias de apelación a la fuerza, apelación a la piedad y apelación a la ignorancia.
  5. Las falacias de referencia insuficiente, por su parte, consisten en ofrecer pruebas limitadas para lo que se pretende concluir. Entre ellas podemos considerar las de petición de principio y falso dilema.
  6. Las falacias de ambigüedad se caracterizan por manipular el lenguaje a favor de una conclusión, como ejemplo de éstas estudiamos la falacia equivoca.

C L A S I F I C A C I Ó N   D E   L A S   F A L A C I A S
FALACIAS.
FALACIAS FORMALES.
LAS FALACIAS INFORMALES.
Falacias de irrelevancia: Se pueden clasificar en tres grupos: transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos y referencia insuficiente.

I. Falacias de transferencia de propiedades.
1. Falacia de composición.
2. Falacia de división.
3. Falacia contra la persona.
i. Falacia contra la persona ofensiva.
ii. Falacia contra la persona circunstancial.
- Falacia contra la persona circunstancial de intereses personales.
- Falacia contra la persona circunstancial de autocontradicción.
4. Falacia de apelación a la autoridad.
a. Falacia de apelación a la autoridad individual.
b. Falacia de apelación a la autoridad colectiva.

II. Falacia de apelación a los sentimientos.
1. Falacia de apelación a los sentimientos de temor o apelación a la fuerza.
2. Falacia de apelación a los sentimientos de piedad.
3. Falacia de apelación a la ignorancia.

III. Falacias de referencia insuficiente.
1. Falacias de referencia insuficiente de petición de principio.
2. Falacias de referencia insuficiente de falso dilema.

Falacias de ambigüedad.
1. Falacia semántica de equivoco.



B I B L I O G R A F Í A

Hernández Deciderio, Gabriela. Lógica ¿para que? Argumenta, debate y decide racionalmente. Editorial: Pearson Prentice Hall. México,  2008

Gutiérrez Sáenz, Raúl. Lógica. Editorial Esfinge, México, 2005.

Suppes, P. y S.Hill. Introducción a la lógica matemática. Editorial Reverte, México, 1981.