miércoles, 24 de agosto de 2011

BLOQUE TEMÁTICO I PROPIEDADES DE LA ARGUMENTACIÓN FILOSÓFICA


BLOQUE TEMÁTICO I 
PROPIEDADES DE LA ARGUMENTACIÓN FILOSÓFICA
ERRORES EN LA ARGUMENTACIÓN: FALACIAS Y SOFISMAS

1.      Definición etimológica.
Una falacia o sofisma es, según la definición tradicional, un patrón de razonamiento incorrecto que aparenta ser correcto. Falacia, en griego sojisma, en latín fallacia de donde deriva falacia en español. Este término los escolásticos lo aplicaron al “silogismo sofista” de Aristóteles. 

La Falacia, es la idoneidad para hacer creer que es lo que no mediante alguna visión fantástica, o sea, la apariencia sin existencia. Aristóteles dividió los razonamientos sofistas en dos grandes grupos los que se refieren al modo de expresarse o como se dice en latín: in dictione,  y los independientes  del modo de expresarse o llamados Extra dictionem. La doctrina de la falacia fue una de las parte de la lógica medieval, pero que ha perdido casi toda la importancia en la lógica moderna. En la lógica contemporánea esta parte ha desaparecido por completo, ya que las antinomias no pueden ser reducidas a sofismas  y de ellas se ocupa esa parte de la lógica. Se puede comprender bajo el nombre de los sofismas en particular se hallará lo que la lógica antigua y medieval entendían por ello.

Por sofisma, también cabe la definición de un razonamiento abstraído o que acaba en conclusiones paradójicas o desagradables. En este sentido el término es muy usado y puede llamarse sofisma también a las paradojas y a los argumentos dobles.

2.      Definición descriptiva u operativa de las falacias.
La definición descriptiva explica la cosa, no por su esencia misma o estricta, sino más bien por sus propiedades, o bien por los accidentes, o bien por las causas o de alguna otra forma semejante. La definición operativa se puede entender aquella que produce el efecto que se pretendía.

La argumentación sofistica es todo un raciocinio que sólo en apariencia es correcto y verdadero, pero que en fondo es falso o incorrecto o ambas cosas. La apariencia de verdad y de corrección puede obtenerse de buena o de mala fe. Cuando se actúa de mala fe, tenemos los llamados sofismas. Cuando el error o la incorrección se cuelan sin advertencia tenemos los para silogismos. En ambos casos, la Lógica se encarga de determinar el error o la incorrección de esas argumentaciones (también llamadas falacias).

Los sofismas se pueden dividir en dos grandes grupos: sofismas de palabras y sofismas de ideas. Los primeros fallan por el lenguaje utilizado; los segundos adolecen de alguna incorrección en la idea o en la estructura del raciocinio.

Los sofismas de palabras. El lenguaje se presta a muchos errores. Cada palabra es susceptible de admitir varios significados. Si no se ha definido antes una palabra básica en la argumentación puede caerse en una ambigüedad en su significación o en su doble sentido. Los sofismas de ideas todavía se pueden dividir en dos grupos los sofismas en la deducción y los sofismas en la inducción.

Tal vez el uso de estos términos no son los más adecuados o conocidos para definir las falacias, las cuales se han clasificado en falacias formales e informales y es la clasificación que sigo en la presente exposición.

FALACIAS FORMALES: reciben este nombre porque constituyen errores en la forma del argumento. En este caso, cualquier argumento inválido puede considerarse una falacia, aunque es común pensar en esta como un recurso persuasivo. Las más comunes son las llamadas falacias de afirmación del consecuente y la falacia de la negación del antecedente, que se cometen el pretender apegarse a las conocidas reglas de inferencia modus ponens y modus tolles.

LAS FALACIAS INFORMALES: abarca el mayor numero de las falacias pues cada una de ellas se puede cometer en el contenido y en ocasiones eso se puede establecer en la estructura del argumento. Las falacias informales son más frecuentes por su fuerte poder persuasivo. Se clasifican en dos grupos: falacias de irrelevancia y falacias de ambigüedad. Es preciso señalar que en un argumento puede cometer varias falacias a la vez.

Falacias de irrelevancia: conocidas también con el nombre de falacias de inatinencia o no pertinencia. El error de esos argumentos está en que sus premisas no son procedentes para afirmar la verdad de la conclusión porque no ofrecen un fundamento sólido para inferirla. Se pueden clasificar en tres grupos: transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos y referencia insuficiente.

I. Falacias de transferencia de propiedades. La falta de relevancia de estas falacias radica en pretender que ciertas propiedades de un sujeto justifican adecuadamente una aseveración acerca de él aunque no sea pertinente, pues la conclusión no se deriva de lo que se sostiene.
Algunos tipos de falacias de transferencia de propiedades puede ser:
1.      De composición.
2.      De división.
3.      Contra la persona
4.      De apelación a la autoridad.

a. Falacia de composición. Se comete cuando se atribuyen propiedades de los elementos de un conjunto considerado como un todo o propiedades de las partes a las propiedades del todo, como en el siguiente ejemplo:
México es un país hospitalario, pues me topé con tres mexicanos que me trataron amablemente.

b. Falacia de división. Es inversa a la de composición. Se atribuyen las propiedades del todo a un miembro del conjunto. Ejemplo: La primaria Salvador Trejo Escobedo es la mejor de todas. Ana es alumna de esa escuela. Entonces Ana es la mejor alumna de todas.

c. Falacia contra la persona. Se conoce también por su forma latina ad hominem. Tiene a su vez dos clasificaciones: ofensiva y circunstancial.

i. Falacia contra la persona ofensiva. Se comete tal cuando en lugar de dar razones se ataca a la persona que la sostiene. Ejemplo: Benito Juárez no fue un gran presidente, ¿a caso no era un pobre indígena?

ii. Falacia contra la persona circunstancial. También tiene dos formas, la de intereses personales y la de autocontradicción.

- Falacia contra la persona circunstancial de intereses personales. También conocida como envenenamiento de la fuete. Se comete cuando se refuta a una persona que argumenta a favor de una posición en la que se ve favorecido por tener intereses personales involucrados. Por ejemplo:
Olivia dice que es recomendable que usemos cosméticos que no hayan sido probados en animales, pero no hay que hacerle caso, pues como ella los vende, es obvio que tiene que promoverlos.
En el caso anterior no se argumenta, simplemente se refuta sin una base solida.

- Falacia contra la persona circunstancial de autocontradicción. En latín se le conoce como tu quoque, se comete cuando se argumenta que dado que una persona afirma una cosa y practica lo contrario entonces es incongruente y por ello es falsa cualquier aseveración que sostenga relacionada con su actuación. Ejemplo:
Rafael nos dice todo tiempo que es moral portarnos bien. Pero eso es falso porque él se porta mal todo tiempo.
4. Falacia de apelación a la autoridad. Tiene dos formas apelación a la autoridad individual y a la autoridad colectiva.

a. Falacia de apelación a la autoridad individual. Se le conoce también con el nombre de ad verecundiam, se cae en ella cuando se dice una afirmación sostenida en una persona a quien nosotros le atribuimos ciertas propiedades admirables o excepcionales y las trasferimos al argumento. Ejemplo:
El aborto es inmoral, pues el mismo Santo Tomás se oponía a él.

En el caso de los comerciales de la televisión es frecuente ver que se dan argumentos para consumir un producto porque alguien “famoso” los consume lo que hablaría que el producto tiene excelentes propiedades. Cosa que es falsa.

b. Falacia de apelación a la autoridad colectiva. También se le conoce como ad populum, esta falacia se comete cuando se apela a la mayoría del pueblo o a la tradición o a la autoridad para hacer aceptable una conclusión. Ejemplo:
El concierto de Lady Gaga es de los mejores, pues la han visto 5 millones de personas, y tanta gente no puede estar equivocada.

O también se puede cometer cuando se apela a la costumbre, por ejemplo:

Señor taxista, ¿por qué da vuelta en esta esquina siendo que está prohibida? El taxista responde: porque he vivido desde hace muchos años y he visto que todo el mundo lo hace.

II. Falacia de apelación a los sentimientos. Dentro de este tipo de falacias se encuentran tres tipos: apelación a los sentimientos de temor, apelación a los sentimientos de piedad y apelación a la ignorancia.

1. Falacia de apelación a los sentimientos de temor o apelación a la fuerza. Se le conoce con el nombre latino de ad baculum, como signo de la fuerza con que es esgrimida. Se interpone una amenaza en lugar de dar argumentos validos para defender una postura. Y se apela ala autoridad. Ejemplo:
Claro que existen los reyes magos, pero si no crees en ellos no te traerán regalos.

2. Falacia de apelación a los sentimientos de piedad. En latín se nombra ad misericordiam. Se comete esta falacia de apelación a la piedad cuando pretendemos defender una conclusión apoyándonos en sentimientos, emociones, dirigidas a provocar compasión, piedad o benevolencia a los interlocutores. Ejemplo:
Mi papá tiene una fabrica, pero no paga impuestos porque si los pagara, dejaría de atender a mi hermanito que esta enfermo y podría pagar sus medicinas y entonces se pondría gravemente enfermo y tal vez moriría.

3. Falacia de apelación a la ignorancia. Su nombre latino es ad ignorantiam. Se incurre en ella cuando se argumenta que como nadie ha podido demostrar la verdad de una proposición entonces eso la falsifica automáticamente. Se argumenta para descalificar la conclusión del interlocutor pero también puede afirmarse lo contrario para defenderla, es decir, argumentando que una proposición es verdadera porque no se ha demostrado que sea falsa. Ejemplo:
- ¿Puedes demostrarme que el consumo de maíz transgénico causa daño a la salud?
- No.
- Ves, entonces no causa daño a la salud.

Falacias de referencia insuficiente. Hay diversas falacias de referencia insuficiente. Aquí veremos dos: la falacia de petición de principio y la de falso dilema.

1. Falacias de referencia insuficiente de petición de principio. Su nombre latino es Petitio principii, implica que las pruebas que se ofrecen en las premisas no son suficientes para lo que se pretende concluir. Esta falacia consiste en repetir la conclusión como una premisa, aunque la mayor parte de las veces parafraseadas y por ello creer que las premisas son diferentes, pero en realidad se repite la conclusión con palabras distintas. Ejemplo:
Rogelio dice a sus amigos: “todos los que le hablan a Mario son malos”. Uno pregunta, ¿por que lo dices? Rogelio responde: porque todos los que le hablan no podrían ser personas buenas. 

2. Falacias de referencia insuficiente de falso dilema. Se comete esta falacia cuando pretendemos plantear un silogismo disyuntivo, se parte de posibilidades que son únicas, de tal forma que si se niega una de ellas la otra se afirma automáticamente. La falacia consiste en que la primera premisa puede ser engañosa, pues es factible que no existan sólo dos posibilidades de opción y que la conclusión no se siga necesariamente de este falso dilema. Ejemplo:
Estás conmigo a favor de la huelga o estás con mis opositores. Sé que no estas conmigo, por tanto estás con ellos.

Falacias de ambigüedad. Este tipo de falacias se comenten en la dicción o manera de hablar y escribir y puede ser semánticas cuando se manipula el significado de las palabras.

1. Falacia semántica de equivoco. Se incurre en ella cuando una palabra o concepto es utilizado en un argumento con doble significado y por tanto, la conclusión no se sigue validamente. Ejemplo:
Todos los hombres son racionales; las mujeres no son hombres, por lo tanto, las mujeres no son racionales.
En el grupo de falacias de la antigüedad también predomina la llamada falacia de anfibología. En ella la ambigüedad reside no en el término como en la falacia de equivoco sino en la estructura de la oración. Ejemplo:
Todos tienen alguien a quien querer; por lo tanto, debe haber alguien querido por todos.

Conclusión

  1. Las falacias son argumentos incorrectos pero psicológicamente persuasivos.
  2. Se dividen en falacias formales e informales. Las primeras se subdividen en falacias de irrelevancia y ambigüedad. Las de irrelevancia se clasifican a su vez en falacias de transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos, referencia insuficiente.
  3. Las falacias de trasferencia de propiedades se caracterizan por pretender que cierta propiedad de un sujeto justifican cualquier aseveración respecto del mismo. Este tipo de falacias pueden ser de composición, de división, contra la persona ofensiva y circunstancias (de intereses personales y autocontradicción) y de apelación a la autoridad (individual o colectiva).
  4. Las falacias de apelación a los sentimientos pretenden manipular la sensibilidad o emotividad del interlocutor para ganar la aceptación de una tesis, en lugar de ofrecer premisas pertinentes. De esta clasificación estudiamos las llamadas falacias de apelación a la fuerza, apelación a la piedad y apelación a la ignorancia.
  5. Las falacias de referencia insuficiente, por su parte, consisten en ofrecer pruebas limitadas para lo que se pretende concluir. Entre ellas podemos considerar las de petición de principio y falso dilema.
  6. Las falacias de ambigüedad se caracterizan por manipular el lenguaje a favor de una conclusión, como ejemplo de éstas estudiamos la falacia equivoca.

C L A S I F I C A C I Ó N   D E   L A S   F A L A C I A S
FALACIAS.
FALACIAS FORMALES.
LAS FALACIAS INFORMALES.
Falacias de irrelevancia: Se pueden clasificar en tres grupos: transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos y referencia insuficiente.

I. Falacias de transferencia de propiedades.
1. Falacia de composición.
2. Falacia de división.
3. Falacia contra la persona.
i. Falacia contra la persona ofensiva.
ii. Falacia contra la persona circunstancial.
- Falacia contra la persona circunstancial de intereses personales.
- Falacia contra la persona circunstancial de autocontradicción.
4. Falacia de apelación a la autoridad.
a. Falacia de apelación a la autoridad individual.
b. Falacia de apelación a la autoridad colectiva.

II. Falacia de apelación a los sentimientos.
1. Falacia de apelación a los sentimientos de temor o apelación a la fuerza.
2. Falacia de apelación a los sentimientos de piedad.
3. Falacia de apelación a la ignorancia.

III. Falacias de referencia insuficiente.
1. Falacias de referencia insuficiente de petición de principio.
2. Falacias de referencia insuficiente de falso dilema.

Falacias de ambigüedad.
1. Falacia semántica de equivoco.



B I B L I O G R A F Í A

Hernández Deciderio, Gabriela. Lógica ¿para que? Argumenta, debate y decide racionalmente. Editorial: Pearson Prentice Hall. México,  2008

Gutiérrez Sáenz, Raúl. Lógica. Editorial Esfinge, México, 2005.

Suppes, P. y S.Hill. Introducción a la lógica matemática. Editorial Reverte, México, 1981.

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